Eugenio Prieto, "the self made man"

Eugenio Prieto, un self made man
En la imprenta de Higinio, Hifer, comenzaron en el oficio Eugenio Prieto y Joaquín, quienes más tarde se independizaron y fundaron su imprenta, Eujoa, que acabó siendo la gran imprenta de Asturias. En sus comienzos tuvieron bastantes sustos, porque una de sus primeras  labores fue la de imprimir, de forma clandestina, octavillas de propaganda antifascista, en contra del gobierno franquista. A la llegada de la democracia la empresa creció mucho y durante dos años, fueron los sponsors patrocinadores del Balonmano Ciudad Naranco que, gracias a su patrocinio, alcanzó la primera categoría del balonmano español. Un pequeño equipo de barrio que se codeó con los grandes del deporte español, Barcelona y Atlético de Madrid incluidos.
Cuando dejaron de patrocinar el balonmano, Eugenio fue elegido presidente del Real Oviedo, con el que alcanzó las mayores cotas de la historia del club carballón, al que mantuvo catorce años consecutivos en primera división, llegando incluso a participar en competición europea. Todo ello antes de que el alcalde, Gabino de Lorenzo, le segara la hierba bajo los pies, porque la popularidad de Eugenio le hacía sombra y se murmuraba en los corrillos de la ciudad, que sería su oponente, en las siguientes elecciones municipales, en las listas del PSOE.
En aquella situación, el alcalde hizo unas declaraciones públicas en las que aseguraba que el Oviedo no podría seguir compitiendo, dada la situación económica de la entidad, que dependía de los ingresos que le proporcionaban los traspasos de jugadores que hacía todos los años y que nadie fichase a ningún jugador del equipo, porque a finales de temporada todos quedarían libres, ya que, al no haber traspasos, las deudas harían desaparecer al equipo y todos sus jugadores quedarían libres  y no sería necesario pagar traspaso alguno. Con esa información proporcionada por el alcalde los traspasos de Cesar, el central y de Esteban, el portero, que ya estaban vendidos por algo más de mil millones de pesetas cada uno, quedaron en nada y al no disponer del dinero de esas transacciones, la directiva de Eugenio no pudo hacer frente a las obligaciones económicas del equipo y la federación descendió al club.
Para quitarse de en medio a un posible rival político, el señor alcalde no tuvo ningún escrúpulo en abocar al equipo a la desaparición, para rematarlo con el invento del Real Oviedo ACF.
La salvación de la entidad llegó de la mano de la afición que, con todo en contra, se empeñó en salvar a un cuadro, condenado por el descenso burocrático, a la tercera división. El club hizo aquel año doce mil socios, en una demostración de fanatismo oviedista digna de doce mil Claudios Mirandas, del que en otro apartado se habla.
Eugenio, antes de implicarse en el balonmano y el futbol, había sido boxeador aficionado, deporte en el que alcanzó a completar un curioso palmarés, de nueve combates que disputó, ganó tres, hizo tres nulos y perdió otros tres ¿a que no está nada mal?
Este hombre es lo que la gente de habla inglesa llama un self made man, un hombre que se hizo a sí mismo ¡Y me parece que no se hizo mal del todo!

© Milio´l del Nido
Memories d´unos nenos de Ciudá Naranco

Comentarios

  1. Dejó al Real Oviedo arruinado, descendido y al borde de la quiebra...
    Y se fue de rositas. No lo hizo mal del todo, no...

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